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Tratamientos efectivos para la insuficiencia renal y enfermedades del riñón

La enfermedad renal crónica es un problema de salud pública más frecuente de lo que se cree. Las dos principales causas son la Diabetes y la Hipertensión Arterial. La mayoría de los pacientes con función renal disminuida no son diagnosticados de manera oportuna debido a la evaluación incompleta y por ende raramente son tratados en forma adecuada para impedir la progresión de la enfermedad renal a etapas más avanzadas. Uno de los principales problemas que se presentan es que los pacientes son referidos al nefrólogo en forma tardía cuando ya no hay mucho que ofrecer para la función de este órgano más que preparar al paciente para el inicio de la diálisis.

Dr. César Espinoza Déciga

Estudió en la Universidad de Guanajuato de Guanajuato, Facultad de Medicina de León con Ced. Prof. 4805409.

CENTRO MEDICO NACIONAL NORESTE MONTERREY,NL. CED. ESP. 7876938.
HOSPITAL UNIVERSITARIO RAMÓN Y CAJAL. MADRID, ESPAÑA. UNIDAD DE FRACASO RENAL AGUDO.

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Un diagnóstico temprano puede evitar muchas complicaciones en su salud.

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Consiste en eliminar artificialmente las sustancias nocivas o tóxicas de la sangre, especialmente las que quedan retenidas a causa de una insuficiencia renal.

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Es muy común que en  la consulta de prediálisis (es decir, en aquellos casos en que la insuficiencia renal está muy avanzada) resulte muy dificultosa, ya que para muchos pacientes es duro aceptar que los riñones dejan de funcionar. Especialmente complicado es el momento de iniciar diálisis, ya que supone un cambio de vida muy importante, si bien en la mayoría de los casos resulta inevitable. No obstante, muchas personas piensan que el tratamiento de diálisis quizá pueda curarles su enfermedad renal y en unos meses o semanas volver a su situación previa. Lamentablemente, esto no es así  ya que mediante diálisis proporcionamos un tratamiento que sustituye en parte la función de los riñones, pero no se cura la enfermedad renal. ¡Ojalá algún día la medicina pueda proporcionar más alternativas para la curación de estas enfermedades!

La insuficiencia renal no duele. El funcionamiento anómalo de los riñones podrá producir en fases muy avanzadas falta de apetito, náuseas, picores, pero nunca dolor. Las molestias que suelen aparecer en la zona lumbar (parte baja de la espalda) sobre todo en personas mayores se deben casi siempre a problemas musculares o de huesos (osteoporosis). La única situación en que pueden doler los riñones es cuando hay un cólico nefrítico por litiasis (piedras). En este caso el dolor es muy intenso, aparece súbitamente y a menudo se extiende también hacia la ingle. Suele acompañarse de sensación de orinar constante . Si se expulsa el cálculo el dolor cede de inmediato o si se mueve un poco dentro de la vía urinaria. En todo caso, la existencia de un cálculo en un riñón no implica el que el funcionamiento global de los mismos sea defectuoso, es decir, que haya insuficiencia renal, por tanto, a modo de resumen se puede afirmar que la insuficiencia renal no duele y, en caso de presentar dolor  en la región lumbar donde se ubican los riñones se deberán a problemas osteo musculares o a un cálculo renal.

Es una creencia muy extendida la de que  la insuficiencia renal afecta a un riñón, encontrándose el otro  sano. Si bien en algunas ocasiones ésto es cierto, en la mayoría de las situaciones en que se produce insuficiencia renal la enfermedad afecta a los dos riñones. Así, la diabetes, la hipertensión arterial y las inflamaciones de los glomérulos (glomerulonefritis), que son las causas más frecuentes de insuficiencia renal, producen su daño en los dos riñones, llevando poco a poco a un desgaste en la función depuradora que éstos realizan.

Ahora bien, pueden darse situaciones en que por presencia de cálculos, infecciones de repetición o tumores, sea preciso quitar un riñón. Incluso hay personas que nacen con uno sólo o que no se desarrolla adecuadamente durante los primeros años de vida. ¿Implica el tener un único riñón el desarrollo de insuficiencia renal? No, se puede vivir perfectamente así, ya que la función del órgano que falta es suplida totalmente por el que permanece, aunque si además la persona tiene tensión alta, sobrepeso o diabetes mal controlada es fácil que aparezca insuficiencia renal.

Por tanto, y a modo de resumen, el tener un único riñón no lleva aparejado necesariamente el desarrollo de insuficiencia renal, salvo que concurran otras circunstancias que puedan deteriorar su funcionamiento.

En las personas con insuficiencia renal que acuden a dializarse la aparición de calambres es bastante frecuente y obedece a otras causas diferentes a las mencionadas anteriormente. En este caso se debe fundamentalmente a la rápida eliminación de líquido del organismo que tiene lugar durante el proceso de diálisis lo cual condiciona que llegue poco volumen de sangre a los músculos desencadenado su contractura y dolor. Dicho de otra manera, si una persona acude a dializarse con una gran sobrecarga de líquidos  y hay que eliminarlo de manera rápida, será bastante probable que al poco rato acabe apareciendo el calambre.

Otro factor que puede favorecer su aparición es el empleo de líquidos de diálisis con un bajo contenido en sodio. Cuando hablamos del tema de la sal, ya mencionamos que una dieta rica en sal favorecía la subida de la tensión arterial. Pues bien, en el baño de diálisis (el líquido que limpia la sangre) si empleamos concentraciones altas de sodio, pasará lo mismo, la persona tendrá sed, beberá agua y su tensión arterial se incrementará. Sin embargo el empleo de concentraciones muy bajas de sodio puede ser útil para bajar los valores de presión  arterial, pero puede favorecer la aparición de calambres, por lo que habrá que mantener una concentración de sodio ajustada e individualizada a cada persona que evite las dos situaciones previamente descritas.

– Las recomendaciones deben ser individualizadas. No es igual una persona con insuficiencia renal grave prediálisis que otra con enfermedad renal leve, deportista. La primera, quizá no necesite más de 1 litro de agua al día, mientras que la segunda, si además realiza abundante ejercicio físico puede precisar más de 3 litros de líquido diario.

– No debe ser igual la cantidad de líquido ingerido en función de la situación meteorológica. En verano debe incrementarse la ingesta.

– Observar el volumen de orina y la concentración de la misma. Si disminuye la cantidad y aparece mucho más densa, puede ser indicativo de deshidratación.

– Hacer caso a la sed. Es el mejor indicativo de la necesidad de líquido.

– Tener mucho cuidado en ancianos y niños para evitar deshidratación en situaciones de calor extremo, pérdidas de líquidos por diarreas, vómitos.

– Preguntar a su nefrólogo sobre las recomendaciones de ingesta de líquido que debe llevar en función de la causa de la insuficiencia renal y el grado de severidad de la misma.

NO, no todos los pacientes evolucionan igual. La gravedad de la enfermedad renal crónica  se ha clasificado en 5 estadios en función del filtrado  y en el estadío 5 es cuando ya es necesario un tratamiento sustitutivo renal. Uno de los principales objetivos del tratamiento de la enfermedad consiste en enlentecer la progresión de la misma.

Muchos pacientes a lo largo de su evolución van a experimentar una progresión muy lenta o incluso no progresarán, en cambio otros pacientes pueden presentar un deterioro en la función renal en un periodo corto de tiempo.

La proteinuria y la Hipertensión arterial son los dos factores de riesgo de progresión modificables mejor documentados.

Como sabe, cualquier intervención, por pequeña que sea, lleva riesgos de : anestesia, hemorragias, complicaciones diversas, etc. En el trasplante renal, se asocian además las infecciones que se pueden presentar porque los pacientes tienen disminuidas sus defensas. Otro riesgo es la aparición del rechazo.

Cuando una persona recibe un órgano de alguien más durante una cirugía de trasplante, el sistema inmunitario de la persona puede reconocer que es extraño.

Esto se debe a que el sistema inmunitario de la persona detecta que los antígenos en las células del órgano son diferentes o no son “compatibles”.

Si, merece la pena intentarlo, pues el éxito lo compensaría todo.

Si, pues lo más seguro es que también haya expulsado todo el medicamento. Espere unos minutos y tómela de nuevo.

En algunos pacientes hay riesgo potencial de infección bucal relacionado con la inmunosupresión. Para evitarlo: cepillarse los dientes después de las comidas. Enjuagues con antiséptico tras la ingesta de ciclosporina y control por su dentista si fuese necesario.

Tómela enseguida. Y no olvide, que los medicamentos inmunosupresores, deben ser tomados a dosis exactas y vigilar el horario de la toma, pues esto es muy importante para su evolución.

Como sabe, una de las complicaciones del trasplante es el rechazo. Para evitarlo hay que elegir al receptor que mayor parecido inmunológico presente con el donante, de lo contrario, si se llevase por orden de antigüedad en diálisis, los rechazos serían muy superiores.

A los 5 años el 70% de los riñones trasplantados siguen funcionando lo que demuestra el éxito de elegir bien al candidato.

Durante el primer año no es aconsejable, pues su organismo tiene menos defensas y le ocasionaría más perjuicios que beneficios. Después del año sí lo puede hacer, dependiendo de su estado y siempre que su médico lo aconseje.

En un 20 al 30% de los trasplantados la función renal les cuesta recuperarla, dando a los pacientes sensación de angustia por temor al rechazo. En la mayoría de los casos, el riñón termina funcionando con normalidad. No se preocupe si durante un período más o menos largo de tiempo es necesario mantenerlo en diálisis.

A la mayoría de los pacientes les sucede lo mismo. Es la preocupación o ansiedad hasta conocer los resultados de los análisis. De hecho la tensión arterial es más elevada aquí que en su domicilio.

Si, incluso hay casos en los cuales se recupera la fertilidad tanto en hombres como en mujeres, con probabilidades para tener hijos.

Porque al estar con medicamentos antirechazo, favorecerían la aparición de obesidad, aumentaría la glucosa en sangre, la HTA y el colesterol.

Por ello hay que prevenir los posibles riesgos de problemas cardiovasculares y hepáticos.

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